Será por eso, o simplemente porque mi abuelo, Don Euforio Miscario, es un señor increible, el caso es que todos los años espero con deseo el tiempo que paso con él en su casa del Puertito de San Juanito. Me siento muy protegido, porque siempre sabe lo que hacer y sabe hacer muchas cosas superinteresantes que además me enseña: me lleva a coger burgados y lombrices, que me encanta, porque es genial rebuscar en los charcos y la arena y encuentras todo tipo de cosas y bichos.
Luego las usamos para enebrar la caña y pescar, y solemos tener suerte, porque mi abuelo ya se sabe todos los recobecos y las mareas. Entonces limpiamos el pescado, y nos ensuciamos y volvemos a casa, donde nos espera mi abuela, que nos regaña por las pintas que llevamos, pero en el fondo no es en serio y para demostrarlo me saca un gran vaso de leche merengada de la nevera ¡eso sí que son vacaciones!
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